Documento completo (pdf): EGR07 00 Editorial
Vivimos una época de increíbles avances en las comunicaciones globales. Las oportunidades de viajar y experimentar la vida en otras comunidades son ahora más habituales que nunca. En 2015 es posible que algunos de los miembros de nuestro Consejo Editorial sean lo bastante afortunados como para pasar unas semanas en remotos pueblos al este de Gambia, caminar por las bellas cumbres de Gales y recorrer en bici Perú o Bolivia. Sin embargo, esta facilidad para desplazarse se ve contrarrestada por otras restricciones que impiden que algunos miembros puedan viajar a grandes regiones del mundo.
Desde la perspectiva de los miembros británicos del Consejo Editorial, la inmigración ha sido siempre un factor vital en el Reino Unido y la riqueza de diversidad poblacional es una de las razones del éxito económico y el talento creativo de sus habitantes. No obstante, ¿cómo abordamos la relación entre el esplendor de esta diversidad y la amenaza terrorista en nuestras comunidades o la radicalización de algunos grupos de nuestra sociedad que se suman a los conflictos en otros lugares del mundo? No hay duda de que existe un temor creciente en el Reino Unido respecto a aquellos radicales que regresan para cometer actos violentos. Existen grandes oportunidades de comunicación y exploración en el mundo, sin embargo también encontramos restricciones significativas y amenazas que impiden a muchos el aprovechamiento de dichas oportunidades.
Nuestros compañeros británicos nos han informado de que el gobierno del Reino Unido ha decidido, con el objetivo de consolidar y arraigar un sentimiento de lealtad y compromiso hacia el Reino Unido, que tanto los niños y niñas como los jóvenes deberían ser capaces de apreciar y valorar plenamente su herencia identitaria y que esto, al menos parcialmente, puede alcanzarse promoviendo los “valores británicos”. Se espera que a través de esta iniciativa pueda construirse un muro entre la tolerancia y el extremismo radical.
Los “valores británicos” son la última novedad política en los campos de juego escolares. En respuesta a los miedos a la radicalización y el extremismo, se espera que los centros docentes ingleses muestren ahora a los inspectores su política de “valores británicos” e incluso la implementación de los mismos. Los rumores de un fracaso instantáneo de estas técnicas corrieron como la pólvora el primer año. Pero, ¿deberían preocuparse los centros docentes? Una mirada más exhaustiva a las directrices publicadas recientemente por el Ministerio de Educación nos revela que los centros necesitan garantizar que sus alumnos finalizan la etapa escolar preparados para la vida actual en el Reino Unido. En ellas se establece que todos los centros tienen el deber de “promover activamente” los valores británicos fundamentales de democracia, el cumplimiento de la ley, la libertad individual y mutuo respeto y tolerancia hacia aquellos de distinto credo o fe. Estos valores se describieron por primera vez en la estrategia de prevención llamada “Prevent”, publicada por el gobierno en 2011.
Muchos centros docentes definen su enfoque de estos valores de forma lógica y sistemática. Podemos tomar este extracto de la política de una escuela de educación primaria en Inglaterra para explicar cómo se promueven los “valores británicos” de la democracia:
“Democracia: El alumnado tiene la oportunidad de expresar sus opiniones a través de nuestro Consejo Escolar. A través del mismo, promovemos el proceso democrático y fomentamos el concepto y la aplicación de la libertad de expresión y la acción de grupo para afrontar diversas cuestiones y necesidades. La elección de un alumno o alumna como Consejero/a Escolar en cada año se organiza a través de una votación de estudiantes de cada curso académico entre todos aquellos que quieran participar como representante de su curso. El/La Presidente/a y el/la Vicepresidente/a del Consejo Escolar son escogidos entre los alumnos de sexto curso. Cada año, recogemos las opiniones del alumnado a través de un formulario en el que se tienen en cuenta un amplio rango de cuestiones académicas incluyendo el disfrute escolar, la calidad de aprendizaje, los criterios académicos, el comportamiento y otros aspectos relacionados con la seguridad. Usamos los resultados de las encuestas para realizar ajustes y mejoras que beneficien a los niños y a las niñas.
Democracia – El objetivo de nuestra escuela es:
- Incluir en el plan de estudios información y oportunidades de aprendizaje sobre el sistema democrático y parlamentario de Reino Unido.
- Proporcionar al alumnado unos conocimientos generales y promover su respeto por las instituciones británicas.
- Enseñar al alumnado cómo pueden influir en la toma de decisiones a través del proceso democrático escolar y asegurarse de que se les escucha.
- Explicar las ventajas y desventajas de la democracia y su funcionamiento en Reino Unido.
- Desarrollar las capacidades de los niños y de las niñas a la hora de aprender a debatir y defender sus puntos de vista.
- Ayudar al alumnado a expresar sus opiniones en diversas situaciones.”
Podríamos provocar un debate sobre si estos son o no “valores británicos” específicos o si se trata de los valores de numerosas comunidades sociales. De hecho, ¿se ven reflejados estos valores en los cimientos de la vida británica? El autor y editor, Michael Rosen, sostiene que resulta hipócrita promover estos valores como exclusivamente británicos, especialmente cuando la sociedad británica no es un reflejo de ellos en muchos aspectos. ¿Se anima a los niños y niñas a estudiar y reflexionar de forma crítica sobre estos valores? Y, cuando vemos que quieren hacerlo ¿se les anima a ejercitar un juicio crítico y a aprovechar las oportunidades de luchar por ellos como ciudadanos activos del mundo? Crear políticas y desarrollarlas en los centros docentes para celebrar el enorme compromiso que demuestran con ellas nuestros estudiantes dentro del entorno escolar no es suficiente. Necesitamos incluir un debate abierto y sincero y la oportunidad de actuar como agentes del cambio, incluso entre los más pequeños. El extracto de la política mostrado anteriormente menciona el impulso del “concepto y la aplicación de la libertad de expresión y la acción de grupo para afrontar diversas cuestiones y necesidades” pero a la vez también promueve el “respeto por las instituciones británicas”. El respeto por las instituciones británicas viene del conocimiento y de un debate crítico y saludable de su eficiencia y desempeño.
En toda esta confusión hay algunos destellos de esperanza. El profesorado habla entre sí para dotar de sentido estas peticiones y decidir lo que realmente es importante para los niños y niñas. Los planes de estudio evolucionan de forma que otorgan más importancia al hecho de escuchar las opiniones de los estudiantes comprendiendo su carácter y resolución. Estos planes de estudio tienen en cuenta al estudiante, así como su trasfondo y sus experiencias, y cuentan con objetivos claros de criterios elevados en las materias principales, pero también garantizan una visión más amplia del mundo. Desarrollar y comprender otras culturas, la diversidad natural del mundo reflejada en nuestras propias comunidades, la globalización, la interdependencia y la comprensión de por qué es el mundo como es, deberían ser un componente vital de la educación de nuestros jóvenes. ¿Por qué existe la pobreza? Y con esto no nos referimos sólo a la archiconocida situación de los países africanos, sino al terrible abismo de desigualdad económica existente en los países “desarrollados”, incluyendo el nuestro.
¿Cuándo empiezan los alumnos a adquirir estos conocimientos? ¿A pulir esas habilidades y desarrollar esos valores que les hacen considerar a otros grupos más allá del suyo? Algunos denominarían este hilo vital como “aprendizaje global”. Este término suele dejar confundidos a los equipos docentes, sin embargo, podemos examinarlo y empezar a apreciar cómo puede convertirse en un vehículo para crear ciudadanos del mundo que puedan sobrevivir y prosperar en un mundo globalizado a la vez que sirven como críticos globales que cuestionan el statu quo. De hecho, podría aplicarse al desafío de desarrollar los “valores británicos” dado que, probablemente, un valor importante es el compromiso con la justicia y la equidad social.
Las escuelas de Inglaterra pueden ofrecer un escenario laboral confuso y estresante. Al encontrarse en medio de las expectativas de padres, legisladores e inspectores gubernamentales que compiten por influir en la ética y el rumbo de las escuelas, los equipos docentes y el alumnado se convierten en las víctimas de la toma de decisiones políticas. Los directores y directoras de las escuelas reciben la nada envidiable tarea de sacar algo en claro de todo esto, sacrificando sus verdaderas convicciones sobre cómo creen que debería evaluarse el éxito escolar, creando un híbrido que apoye con palabras vacías un plan de estudios “amplio y equilibrado”, pero cuyo propósito principal sea preparar a nuestros jóvenes para los exámenes de evaluación británicos (SAT, Statutory Assessment Tests) y las inevitables inspecciones oficiales del Ofsted. Los directores y directoras de escuela viven tiempos difíciles en Inglaterra cuando está próxima la siguiente inspección. ¡Ya es miércoles por la tarde, así que no puede haber inspección hasta el próximo martes! Muchos directores y directoras de gran talento y experiencia, incluidos los de escuelas “buenas” o “excelentes”, han decidido de forma precipitada “cerrar el asunto” y jubilarse, o “prejubilarse” llevando una vida profesional a tiempo parcial lejos del estresante acecho de la Ofsted.
Tengamos en cuenta que el gobierno británico reivindica un plan de estudios que evite el exceso de contenido normativo, permitiendo a las escuelas desarrollar un aprendizaje emocionante y creativo (un plan de estudios tan importante que puede ignorarse si una escuela se convierte en una academia con más independencia). ¿Verdad que sería fantástico que los equipos directivos y el profesorado altamente cualificados pudieran tomar decisiones sobre el plan de estudios? Qué pena que no tenga nada que ver con la realidad. Los exámenes de evaluación británicos que se realizan tanto a los siete como a los 11 años, están diseñados para valorar el nivel de aprendizaje en matemáticas y lengua, de modo que, ¿cómo puede sorprendernos que exista una dominancia obsesiva de estas asignaturas en el plan de estudios en lo referente a su seguimiento y evaluación continua? Desde muy pequeños, los estudiantes son separados de sus compañeros en grupos especiales para recibir clases de “apoyo”, ignorando o posponiendo las oportunidades cruciales de mejorar y enriquecer el plan de estudios hasta “después de los exámenes”. Oportunidades cruciales, incluso para los más pequeños, de mezclarse e interactuar con sus compañeros que se sacrifican para encajar clases extra. Hemos conocido pocos profesores que no sean trabajadores y comprometidos a la hora de buscar lo mejor para el alumnado, pero hace falta un profesor o director valiente, para crear un “plan de estudios de primera clase” con confianza y saber que esto producirá jóvenes con interés, gran motivación y juicio crítico que además serán capaces de obtener buenos resultados en sus exámenes de evaluación.
Incluir un hilo de aprendizaje global en el plan de estudios resulta vital y con ello aparece la posibilidad real de alcanzar muchos de los objetivos de los “valores británicos”. Tanto si tomamos los puntos clave sobre ciudadanía global responsable, publicados por Oxfam en 2006, como si tomamos como referencia los resultados mundiales más recientes de “The Global Learning Program” (Programa de aprendizaje global), podemos observar una oportunidad de alcanzar los objetivos a los que aspiran los defensores de los “valores británicos” con un énfasis mayor en el desarrollo del pensamiento crítico que favorezca las cuestiones del statu quo.
Destrezas (Oxfam, 2006)
● Pensamiento crítico
● Capacidad para debatir de forma eficaz
● Capacidad para enfrentarse a las injusticias y las desigualdades
● Respeto por las personas y objetos
● Colaboración y resolución de conflictos
Valores y actitudes (Oxfam, 2006)
● Sentido de identidad y autoestima
● Empatía
● Compromiso con la justicia y la equidad social
● Consideración y respeto hacia la diversidad
● Preocupación por el medio ambiente y compromiso con un desarrollo sostenible
● Fe en la capacidad de la gente para lograr el cambio
Programa de aprendizaje global: 2013 (Ver gráfico en documento en pdf)
Los planes de estudio de todo el mundo, tanto los oficiales como los más informales, necesitan fijarse el objetivo de esculpir jóvenes creativos, de pensamiento crítico y defensores de valores, que no se limiten a aceptar de forma “autómata” los datos predefinidos, sino que reflexionen de forma analítica sobre si abarcan o no todo lo que la comunidad considera importante, a la vez que mantienen un agudo seguimiento de las acciones a nivel individual, escolar, institucional y gubernamental, para garantizar su participación activa.
“Las vidas de los niños y niñas y de los jóvenes se ven cada vez más afectadas por lo que ocurre en otros lugares del mundo. La Educación para la Ciudadanía Global les ofrece el conocimiento, la comprensión, las destrezas y los valores que necesitan si quieren participar de forma integral en la garantía de su bienestar y el de sus congéneres, realizando aportaciones positivas de forma local y global.” (Oxfam, “Education for Global Citizenship A Guide for Schools” 2006)
Como dijo Michael Rosen, el aspecto positivo de tomar como directrices los “valores británicos” es que esto crea la oportunidad de que los niños y las niñas los analicen al detalle. Esperemos que los centros docentes sepan aprovechar la oportunidad de promover las destrezas y valores de la ciudadanía global que les permitan hacerlo.
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